Revelaciones explosivas: «Cachiro» implica a JOH y «Pepe Lobo» en sobornos

El exlíder del cártel de «Los Cachiros», Devis Leonel Rivera, afirma haber entregado sobornos a Juan Orlando Hernández y «Pepe Lobo».

Honduras.- En un giro impactante del juicio contra el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, el exlíder del cártel de «Los Cachiros», Devis Leonel Rivera Maradiaga, se convierte en el séptimo testigo crucial al afirmar que entregó sobornos tanto a JOH como a «Pepe Lobo».

La declaración de Rivera Maradiaga se llevó a cabo en la corte del Distrito Sur de Nueva York, dejando al descubierto una red de corrupción que involucra a figuras prominentes de la política hondureña.

Rivera Maradiaga, ahora identificado como informante de la Administración de Control de Drogas (DEA) desde noviembre de 2013, reveló detalles impactantes sobre sus actividades mientras lideraba el cártel.

Confesó ser responsable del asesinato de 78 personas y herir a otras 15, incluyendo actos de tortura.

Estos crímenes fueron cometidos durante su tiempo activo antes de ser declarado culpable en enero de 2015.

La conexión entre el narcotráfico y la política hondureña se torna aún más clara con la admisión de Rivera Maradiaga de sobornos entregados a Juan Orlando Hernández en 2012.

Según su testimonio, el dinero fue entregado a Hilda Hernández, hermana del expresidente hondureño, quien falleció en un accidente aéreo en 2017.

El testimonio revela las expectativas de Rivera Maradiaga a cambio de los sobornos: protección para la organización de «Los Cachiros», dirigida por su hermano Javier Rivera Maradiaga y él mismo, así como la obtención de contratos gubernamentales para sus negocios ilícitos.

Uno de los momentos más impactantes del testimonio fue la confirmación de un encuentro entre capos del narcotráfico, en el cual Rivera Maradiaga identificó a Miguel Arnulfo Valle, parte del clan Valle Valle, y a Juan Orlando Hernández.

Esta revelación arroja luz sobre las conexiones entre diferentes cárteles y figuras políticas en Honduras.

La trama se complica aún más con la mención de otros personajes del narcotráfico, como Nery López Sanabria, alias «Magdaleno Meza», quien fue asesinado en prisión en 2018.

Rivera Maradiaga también afirmó conocer a «Milo», un traficante y sicario vinculado al cartel de los Valle Valle, así como al ex edil de El Paraíso en Copán, Alexander Ardón, y su hermano Hugo Ardón, exdirector del Fondo Vial.

La lista de conexiones reveladas por Rivera Maradiaga incluye al traficante Byron Ruíz y al excongresista Fredy Nájera, destacando la profundidad de la infiltración del narcotráfico en diversos sectores de la sociedad hondureña.

En su testimonio, Rivera Maradiaga afirma haber conocido al expresidente Porfirio Lobo Sosa durante su período como candidato presidencial en 2009, momento en el cual, según sus declaraciones, habría realizado pagos indebidos a cambio de protección.

Además, destacó la implicación del hijo del expresidente, Fabio Lobo, en la facilitación de contratos gubernamentales a su empresa, «Inrimar», a cambio de sobornos.

Según su testimonio, la influencia política de Fabio Lobo, respaldada por su estatus como hijo de un gobernante, le permitía incluso acceder a escolta presidencial para el transporte de cargamentos ilícitos.

Rivera Maradiaga detalló el modus operandi del cartel, que incluía la adquisición de cargamentos de cocaína en Colombia, así como su transporte a través de camiones equipados con compartimentos ocultos o fondos falsos, utilizando en ocasiones pistas clandestinas para aterrizar aviones.

Cuando se le preguntó sobre la identidad del general Julián Pacheco Tinoco, afirmó que este ocupaba el cargo de jefe de seguridad presidencial.

Asimismo, Rivera Maradiaga fue interrogado sobre su conocimiento de un narcotraficante colombiano conocido como «Cinco» o «Pluto», aunque no se proporcionaron detalles adicionales sobre esta relación.

Finalmente, al ser confrontado con una fotografía que incluía a los expresidentes Porfirio Lobo Sosa y Juan Orlando Hernández, Rivera Maradiaga confirmó su familiaridad con ambos, señalando que había respaldado la campaña presidencial de este último tras sostener conversaciones con Fabio Lobo.

Estas revelaciones arrojan luz sobre las complejas interacciones entre el mundo del crimen organizado y la esfera política hondureña.

Según Rivera Maradiaga, durante una fiesta de cumpleaños organizada por Ramón «Moncho» Lobo, hermano del expresidente Porfirio Lobo, se discutieron compromisos relacionados con el narcotráfico y la protección contra la extradición, supuestamente garantizados por Juan Orlando Hernández.

Rivera detalla una escena surrealista en la que observó a Neftalí Duarte Mejía, condenado por narcotráfico en los Estados Unidos, junto al propio Hernández.

Además, menciona la presencia de figuras prominentes como Ramón Matta Waldurraga y alguien identificado como «Moreno Blanco».

El testimonio prosigue con encuentros posteriores, incluyendo uno con el diputado nacionalista Óscar Nájera, donde se discutieron los acuerdos mencionados anteriormente.

Según Rivera, Nájera confirmó la validez de los compromisos y sugirió futuros encuentros en Tegucigalpa.

Un aspecto particularmente inquietante es la entrega de dinero a individuos allegados a Juan Orlando Hernández, presuntamente coordinada por Javier Rivera y Óscar Nájera, con el propósito de obtener protección y beneficios gubernamentales.

Este intercambio de dinero, según relata Rivera, fue confirmado por su hermano, quien le aseguró que, Hilda Hernández le dijo que Juan Orlando Hernández “era un hombre de palabra, que lo dicho que sucedería y que por eso, ella estaba recibiendo el dinero”.

Además, se aborda la manipulación de listas de sanciones internacionales, específicamente la inclusión de «Los Cachiros» en la lista de la OFAC, y las acciones de Fabio Lobo para evadir repercusiones legales.

Estas impactantes revelaciones plantean preguntas críticas sobre la integridad del sistema político hondureño y la necesidad de una investigación exhaustiva para abordar la corrupción enraizada.

El juicio continúa desentrañando los hilos de esta red, y la sociedad hondureña espera respuestas concretas sobre la complicidad de las figuras políticas mencionadas.

El veredicto final podría tener implicaciones duraderas en la estabilidad política y la lucha contra el crimen en Honduras.