Continúa la persecución a la Iglesia Católica: Detención del segundo obispo en Nicaragua

La detención del obispo Isidoro Mora en Nicaragua ahonda la tensión entre el gobierno y la Iglesia católica, evidenciando una persecución creciente hacia líderes religiosos en el país.

Honduras.- El panorama de tensión entre el Gobierno de Nicaragua y la Iglesia católica se acentuó con la reciente detención del obispo Isidoro del Carmen Mora Ortega, de la Diócesis de Siuna, en el Caribe nicaragüense.

Esta acción, perpetrada por agentes de la Policía Nacional, surgió un día después de que el prelado mencionara al obispo encarcelado Rolando Álvarez en una homilía.

La comunidad Libertad Religiosa Nicaragua no tardó en denunciar este suceso como un «secuestro» perpetrado por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, evidenciando una constante persecución hacia la Iglesia católica en Nicaragua.

El motivo de la detención se esclarece en los mensajes y oraciones en favor del obispo Álvarez, ya privado de su libertad durante más de 500 días en Nicaragua.

“Quisiera expresarles el saludo de la Conferencia Episcopal. Estamos siempre unidos orando por esta amada Diócesis de Matagalpa, orando por monseñor Rolando, orando por el caminar de cada uno de ustedes”, dijo monseñor Mora al iniciar su homilía en la catedral San Pedro Apóstol, en Matagalpa.

El exembajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, destacó este hecho en redes sociales, subrayando el avance de la «dictadura» nicaragüense en sus ataques hacia la Iglesia.

Monseñor Rolando José Álvarez Lagos, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, fue condenado a más de 26 años de prisión bajo cargos de «traición a la patria».

La detención del obispo Mora se suscitó justo después de liderar una misa con motivo del aniversario de la Diócesis de Matagalpa, donde reafirmó la unidad en oración de la Conferencia Episcopal por la Diócesis y por el obispo Álvarez.

Esta unión en la fe y el apoyo a los presos políticos fueron los pilares de su discurso en la catedral San Pedro Apóstol en Matagalpa.

El prelado, designado obispo de la Diócesis de Siuna por el papa Francisco en 2021, cuenta con un historial ligado a la Diócesis de Matagalpa, donde sirvió como sacerdote en la parroquia San Ramón Nonato.

A pesar de la detención del obispo Mora, la Policía Nacional mantiene silencio sobre el incidente, mientras diversas voces opositoras claman por su liberación.

Este evento marca un nuevo capítulo en la creciente tensión entre el Gobierno de Ortega y la Iglesia católica en Nicaragua.

Con la condena previa del obispo Álvarez, quien enfrenta una pena de más de 26 años de prisión por rechazar abandonar el país, se evidencia un panorama de persecución y hostilidad hacia líderes religiosos que defienden sus convicciones.

La detención de dos obispos en un país donde estas figuras religiosas rara vez han enfrentado persecución legal representa un giro significativo en la relación histórica entre el Estado y la Iglesia en Nicaragua.

Los momentos actuales marcan una etapa crítica, caracterizada por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la limitación de actividades religiosas y la ruptura diplomática entre el Gobierno y la Iglesia católica.

El escenario presenta desafíos complejos para el ejercicio de la libertad religiosa y los derechos fundamentales en Nicaragua, dejando en evidencia una creciente tensión entre la autoridad gubernamental y las instituciones eclesiásticas, cuyas repercusiones aún están por desplegarse en el futuro de la nación nicaragüense.