La mañana de este martes marcó el inicio del juicio contra el exmandatario hondureño, con el proceso de selección del jurado como punto focal en su etapa inicial.
El juez Kevin Castel ha instruido a los potenciales miembros del jurado a mantener una disponibilidad de tres semanas, lo que subraya la expectativa de una prolongada y meticulosa deliberación.
Mientras tanto, la defensa del expresidente Hernández ha reiterado su solicitud de posponer el proceso, una petición que no ha hallado eco en la decisión del juez.
Este caso, enmarcado por acusaciones vinculadas al tráfico de drogas, según recalca Navas, presenta un panorama desafiante para una resolución favorable al ex jefe de Estado.
Navas insiste en que, aunque formalmente se trata de un juicio dirigido contra Juan Orlando Hernández, en realidad es un litigio contra una estructura más amplia, evidenciando la interconexión entre el expresidente y otros actores, incluyendo militares y empresarios, implicados en actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico.
“Formalmente es un juicio en contra del expresidente Juan Orlando Hernández, pero técnicamente es un juicio en contra de una estructura, el expresidente no actuó solo”.
«La autoridad hondureña», afirma Navas, «debe seguir la ruta del dinero y el rastro de sangre que dejó el paso de Juan Orlando Hernández por el poder en Honduras».
A medida que el juicio avanza, la atención se centra en la búsqueda de justicia y transparencia en un proceso que podría tener repercusiones significativas tanto a nivel nacional como internacional.
El veredicto final no solo determinará la culpabilidad o inocencia de un individuo, sino que también podría influir en la percepción pública sobre la integridad del sistema judicial y el estado de la democracia en Honduras.