HONDURAS
Julieta Castellanos: Democracia en Honduras, un camino incierto

Julieta Castellanos destaca el deterioro democrático en Honduras, enfrentando una multicrisis con un futuro incierto para la nación.
Honduras.- En una era marcada por cambios y desafíos globales, Honduras se enfrenta a su propia encrucijada, una que pone a prueba los cimientos mismos de su democracia.
Según la socióloga Julieta Castellanos, el país atraviesa una multicrisis con raíces profundas en su pasado político y social.
Evidenciando un deterioro continuo que augura un futuro incierto para su estructura democrática, según explicó la ex rectora de la UNAH.
Desde la adopción de su actual Constitución en 1980, Honduras ha realizado once procesos electorales.
A pesar de ello, Castellanos argumenta que estas elecciones no han sido suficientes para fortalecer la democracia.
Al contrario, los indicadores de bienestar social, como la seguridad, el empleo y la migración, reflejan una disminución en la calidad de vida.
Esto desde la década de 1980, pintando un panorama sombrío para los ciudadanos del país.
La credibilidad y la imagen de los partidos políticos junto con las instituciones estatales se han visto seriamente comprometidas.
En vez de catalizar mejoras, estas entidades han contribuido a agravar las condiciones económicas y sociales, según señala Castellanos.
A esto se suma la influencia corrosiva del crimen organizado y el narcotráfico, que han minado la capacidad del Estado para luchar contra la corrupción y asegurar justicia.
Colocando a Honduras en una posición desventajosa comparada con países vecinos como Costa Rica, Guatemala y Panamá, donde se han tomado acciones contra la corrupción.
En Honduras “las élites han logrado evitar cualquier tipo de rendición de cuentas”, aseguró la socióloga.
Inacción gubernamental
La situación se agrava aún más por la ausencia de una voluntad política genuina para enfrentar la corrupción y fomentar la transparencia, perpetuando un estado de impunidad.
La restricción de las libertades de expresión y prensa, junto con la violación de garantías y derechos humanos.
Esto, para Castellanos evidencia una tendencia preocupante hacia la erosión del pluralismo político y la democracia misma.
Un elemento crítico en la disertación de Castellanos es la crisis migratoria.
Esta situación, impulsada por la inseguridad y la pobreza, y la falta de respuestas institucionales efectivas para asegurar el Estado de derecho y oportunidades laborales dignas.
A pesar de los ciclos electorales, los partidos políticos parecen gobernar sin un compromiso real con la democratización del país.
Una situación que la socióloga califica de “democracia fracasada”.
Castellanos no solo ofrece un diagnóstico de los problemas actuales, sino que también insiste en la urgencia de adoptar medidas concretas para abordar estos desafíos sistémicos.
La restauración de la confianza en las instituciones democráticas se presenta como una necesidad imperante para evitar una crisis más profunda.
En este contexto, Honduras se encuentra en una encrucijada crítica.
Las reflexiones de Castellanos no solo subrayan la complejidad de los retos actuales, sino que también invitan a una reflexión colectiva sobre el futuro del país.
La búsqueda de soluciones debe ser una prioridad tanto para los líderes políticos como para la ciudadanía, con el objetivo de reconstruir una democracia que responda verdaderamente a las necesidades de su gente.