HONDURAS
Karla Suazo: “Cinco hombres con capuchas y armas del ejército se llevaron a mi hermano».
“Cinco hombres con capuchas y armas del ejército se llevaron a mi hermano”, cuenta Karla Suazo, hermana de uno de los asesinados el 5 de diciembre de 2017, durante las protestas en contra del “fraude electoral”.
Según cuenta Karla, dos días antes de que asesinaran a su hermano, una persona del Estado Mayor Conjunto le escribió por WhatsApp y le dijo que a su hermano lo tenían “perfilado” como uno de los que estaba organizando las tomas de carreteras (que se dieron después del proceso electoral), y que tenían fotos de él.
Una de esas fotografías, era de cuando se realizó una movilización el 3 de diciembre de 2017 desde el Hospital Escuela Universitario (HEU}, hasta el Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP). En dicha fotografía el hermano de Karla, salía “agarrado” de uno de los portones del HEU, viendo hacia adentro: “Él me mandó esa foto –refiriéndose al miembro del Estado Mayor Conjunto- y me dijo que les estaban enseñando los perfiles que debían seguir, y también me dijo que tenían otra foto en donde él sale en el puente que está por el Tribunal Supremo Electoral (TSE); él me mandó las fotos a mí WhatsApp y después que yo las vi, las eliminó”.
Karla llamó a su hermano y le comentó sobre la información que le habían enviado, a lo que él respondió “no te cagues, eso es mentiras eso es para que ese hombre –Juan Orlando Hernández- se vuelva a robar el triunfo y no lo vamos a permitir”.
El 5 de diciembre, el ahora fallecido llamó a Karla como a las 6 de la tarde y le dijo “que si ya estaba lista” –refiriéndose para ir a protestar- pero Karla le dijo que no, que mejor pusiera las noticias porque ella creía que ya iban a quitar a Hernández de la presidencia porque la policía se estaba uniendo al pueblo a lo que él le respondió que sí, que él ya estaba viendo noticas y que había recolectado mil lempiras para después del “cacerolazo” irse a dejar comida al Core 7. Karla le dijo a su hermano que no iría a la protesta porque estaba sola en la casa, ya que sus hijos estaban de viaje, entonces su hermano le puso “la cacerola” en el teléfono, y luego Karla se vistió y se fue a la protesta con su hermano.
Karla y su hermano acostumbraban a protestar en un puente, uno en cada extremo lideraban las protestas. Una muchacha llegó al otro lado del puente donde se encontraba Karla y le dijo que se llevaban a su hermano, ella corrió para donde su hermano estaba, pero ya se lo llevaban; eran cinco hombres con capucha y con armas del ejército y les dijeron “no nos sigan, solo le vamos a hacer unas preguntas, y si nos siguen, a él le va a ir mal, entonces, su hermano le hizo una mirada –Karla entendió que con ese acto, su hermano le dijo que no lo siguiera- nosotros no los seguimos, y nos dijeron que nos fuéramos para una posta que queda en otra colonia, que allí iba a llegar mi hermano”.
Karla se fue para el lugar que le habían indicado, sin embargo; pasaron las horas y él nunca aparecía, luego se fue a su casa, lo llamaron para ver si contestaba el teléfono, pero todo fue en vano.
La madre de Karla padecía de diabetes y era hipertensa, y al enterarse de lo que había sucedido con su hijo, se le bajó el azúcar y los vecinos la llevaron a hospitalizarla, y ella junto con sus demás hermanos, seguían a la espera de su hermano desaparecido.
Al día siguiente, un sobrino de Karla (que es taxista), le llamó y le dijo que en la residencial las Uvas habían tirado un cadáver y que él iría a ver, -un escalofrío invadió el cuerpo de Karla- y ella le dijo a su sobrino, que eso no podía ser.
Una hora después de la primer llamada que le hizo el sobrino taxista a Karla, éste la volvió a llamar para preguntarle con qué vestimenta andaba su tío desaparecido, ella le dio las características y al finalizar, el sobrino le dijo “venite, yo le vi los zapatos y creo que es él”. Karla no tuvo valor de movilizase a reconocer a su hermano, por lo que se movilizaron sus otros hermanos y la esposa del fallecido.
Karla se fue a ver a su madre al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), quien le consultó de inmediato ¿Soltaron a tu hermano? A lo que ella respondió que no, que no sabían nada de él, ya sabiendo que su hermano estaba muerto.
El hermano de Karla, según dictamen del médico forense, fue asesinado bajo torturas y tenía en su cuello signos de que le habían aplicado “torniquetes”.
Tanto Karla y sus hermanos no sabían si contarle o no a su madre lo que había pasado con el menor de sus hijos, unos estaban en contra y ella estaba a favor de que se le dijera la verdad. Luego de hablar con el medico que atendía a su progenitora, éste les recomendó decirle la verdad. Como era de esperarse, la madre de Karla empeoró, y días después recibió el alta médica.
Cuando aún no se sabía quién había ganado las elecciones, ya que estaban con los votos rurales, la madre de Karla le dijo “va a valer la pena ya vas a ver que van a nombrar a Salvador como presidente, yo sé que a mi hijo no lo voy a recuperar pero ese hombre –Hernández- no se va a quedar en el poder”; sin embargo, después de que declaran a Hernández como presidente, la madre de Karla no volvió a probar comida y pasaba envuelta con una sábana de pies a cabeza, calló en depresión y falleció dos meses después de la muerte de su hijo.
El hermano de Karla dejó tres hijos, el mayor estaba estudiando, pero luego de la muerte de su padre, sacrificó sus estudios para poder trabajar y ayudar a su madre y a sus hermanas, ya que su padre ya no estaba para mantener la familia.
“Luego que mataron a mi hermano, nadie volvió a protestar en el sector donde vivíamos, nosotros no creemos en la policía, es más les tenemos miedo”, dijo la consanguínea del asesinado.
Asimismo, Suazo envió el siguiente mensaje a la población: “A la población le digo que nos tenemos que unir, porque este hombre está sostenido por las armas”.
Nota: A petición de la persona que compartió su historia (fuente), se cambió su nombre, por seguridad.