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Educación

Más de 400,000 jóvenes excluidos del sistema educativo

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Honduras enfrenta un desafío educativo: cerca de 400,000 jóvenes quedan fuera del sistema educativo anualmente por diversas razones.

Honduras.- La educación, piedra angular del desarrollo social, enfrenta un desafío acuciante en Honduras.

Cerca de 400,000 jóvenes de entre 15 y 17 años, cada año, se ven relegados del sistema educativo.

Este fenómeno, marcado por una serie de factores interconectados, exige una mirada profunda y acciones concertadas para su resolución.

La falta de recursos económicos y la apatía hacia la educación figuran como las principales razones tras esta exclusión masiva.

Los jóvenes, inmersos en un entorno económico precario, a menudo se ven obligados a priorizar el trabajo o la migración sobre la educación formal.

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Esta disyuntiva, entre la subsistencia inmediata y la inversión a largo plazo en el futuro, perpetúa un ciclo de desigualdad y vulnerabilidad.

Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) son reveladores.

En el 2023, de una población estimada de 544,611 jóvenes en este rango de edad, apenas el 28.7% accedía a la educación media.

Si bien hubo una ligera mejoría respecto a años anteriores, el desafío persiste.

En el 2024, según la Secretaría de Educación, solo 191,211 jóvenes están matriculados, dejando un preocupante déficit de más de 394,000 jóvenes fuera del sistema.

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Causas multifacéticas

Los motivos tras esta baja cobertura son variados y complejos.

Factores socioeconómicos, el desinterés y la presión del trabajo infantil se posicionan como las fuerzas dominantes detrás de esta realidad desoladora.

La pobreza, el desánimo y la falta de perspectivas futuras contribuyen al abandono escolar, perpetuando un ciclo de marginalidad y desigualdad.

Mientras que 169,073 adolescentes indicaron que no quieren seguir estudiando y 10,674 manifestaron que dejaron las clases por un trabajo.

Propuestas de mejora

Para revertir esta tendencia alarmante, es imperativo emprender acciones concretas y coordinadas, señaló el asesor de educación de la ASJ, Marlon Escoto.

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La oferta educativa debe adaptarse a las necesidades del mercado laboral y al contexto socioeconómico del país.

Es crucial diseñar programas que no solo motiven a los jóvenes a regresar a las aulas, sino que también les brinden las herramientas necesarias para prosperar en un mundo cada vez más competitivo.

“Para enfrentar el problema se requiere que el estado tenga claridad y certeza hacia donde quiere mover el país y la educación para que las familias vuelvan a creer que vale la pena educar a la población. Cómo convencerlos de que hay que educar aún en medio del desánimo y la crisis en la que vivimos”

El desafío es titánico, pero no insuperable.

Se requiere un compromiso firme por parte del Estado, la sociedad civil y el sector privado para garantizar que la educación sea accesible y relevante para todos.

Así como abordar las causas socioeconómicas, pues muchos padres dejan de enviar a sus hijos al colegio porque no tienen dinero.

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Actualmente, hay cerca de 1.2 millones de niños, niñas y jóvenes que no asisten a las aulas de clases.

La escolaridad no solo es un derecho fundamental, sino también un motor de cambio y progreso social.

Solo mediante una educación inclusiva y de calidad podremos construir un futuro más justo y próspero para todos los hondureños.

La exclusión educativa de cientos de miles de jóvenes es un llamado de atención urgente.

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