Éxodo haitiano en Honduras despierta preocupación internacional

El flujo migratorio haitiano a través de Honduras ha alcanzado niveles sin precedentes, superando los 75 mil ciudadanos este año. Esta inesperada oleada ha generado preocupación internacional y desafíos humanitarios en la región.

Honduras.- En lo que va del año 2023, el flujo migratorio de ciudadanos haitianos ha alcanzado niveles inéditos en Honduras, un fenómeno que ha despertado tanto la preocupación internacional como la presión humanitaria en la región.

Más de 75 mil haitianos han atravesado el territorio hondureño, un escenario que refleja la complejidad de una crisis migratoria arraigada en la búsqueda desesperada de oportunidades y seguridad en Estados Unidos.

Los datos del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) muestran una realidad inquietante: en lo que va del año, 462 mil 014 migrantes irregulares han transitado por Honduras desde distintos puntos del mundo, incluyendo África, Asia, el Caribe y América del Sur.

Entre estos, los números resaltan la presencia significativa de ciudadanos venezolanos, cubanos, ecuatorianos y colombianos, pero es el flujo de haitianos lo que ha captado la atención más reciente.

Las rutas de tránsito han evidenciado un flujo constante: la frontera con Nicaragua en «Las Manos» y Guasaule en Choluteca, así como la abarrotada estación migratoria en esta última localidad, ilustran los puntos neurálgicos de este éxodo humano.

La situación se intensifica al sur del país, donde la estación migratoria de Choluteca se ve desbordada por la presencia de migrantes, muchos de los cuales tienen como destino final los Estados Unidos, buscando refugio y oportunidades mediante el asilo político.

Sin embargo, el tránsito no es fluido ni exento de dificultades.

A pesar de que muchos migrantes son llevados hasta la frontera con Guatemala, una gran proporción se ve obligada a permanecer en ciudades como Danlí, Choluteca, Tegucigalpa y San Pedro Sula, buscando apoyo financiero para continuar su periplo migratorio.

En este escenario, los haitianos han concentrado sus esfuerzos en Choluteca, utilizando la nueva terminal de buses del Pacífico como punto de partida hacia la aduana de Agua Caliente, ubicada en Ocotepeque, y cada viaje tiene un costo de 60 dólares.

Esta situación ha generado controversia, siendo objeto de críticas por parte de los defensores de los derechos de los migrantes.

La preocupación internacional, particularmente de Estados Unidos, se ha expresado ante el incremento de vuelos chárter desde Haití hacia Nicaragua, una ruta que los migrantes buscan utilizar como trampolín hacia su destino final, Estados Unidos.

Eric Stromayer, encargado de Negocios de la embajada estadounidense en Haití, ha señalado las adversidades y peligros a los que se enfrentan los migrantes en este tortuoso trayecto, instando a considerar alternativas legales como el programa «parole humanitario».

«Los traficantes sacan provecho de los migrantes irregulares al igual que los ladrones y asaltantes, demasiadas personas sufren asaltos y violencia sexual o incluso pierden la vida. No queremos que nada de eso ocurra».

La situación en Haití, inmersa en una profunda crisis social y política, ha agudizado la migración, mientras el gobierno haitiano recientemente prohibió los vuelos chárter hacia Nicaragua, dejando a cientos de haitianos varados y profundizando la incertidumbre en medio de una situación de violencia y precariedad.