Condenan a 20 años de prisión a Dominique Pelicot

El hombre que drogó y permitió que su esposa fuera violada por decenas de hombres fue condenado a 20 años de prisión.

Francia.- Dominique Pelicot, el francés que orquestó uno de los casos de abuso sexual más atroces de los últimos años, fue condenado a 20 años de prisión.

Un tribunal lo encontró culpable de drogar a su esposa, Gisèle Pelicot, y permitir que decenas de hombres la violaran repetidamente.

La sentencia, que ha generado gran impacto a nivel mundial, también recayó sobre 51 hombres que participaron en estos aberrantes actos.

Los hechos, que se prolongaron durante una década, salieron a la luz gracias a la valentía de Gisèle, quien decidió denunciar y romper el silencio.

Durante el juicio, se revelaron detalles escalofriantes sobre la manipulación y el control que Pelicot ejercía sobre su esposa.

El condenado drogó a Gisèle con somníferos y ansiolíticos, dejándola indefensa ante los abusos sexuales. Además, se descubrió que había grabado y distribuido videos de estos actos, así como material sexual de su hija y nueras.

Al conocer la sentencia, Pelicot mostró signos de arrepentimiento, pero su gesto no conmovió a la víctima, quien lo observó con frialdad.

Gisèle expresó su satisfacción por la resolución judicial, pero reconoció el largo y doloroso camino que ha recorrido.

“Quise abrir las puertas de este juicio para que la sociedad pudiera ver la realidad de la violencia de género”, afirmó.

Por su parte, los hijos de Pelicot manifestaron su decepción con la sentencia, considerando que la condena es insuficiente para la gravedad de los delitos cometidos por su padre.

“Not all men, but always a man”

El caso Pelicot ha dejado al descubierto una verdad incómoda: la violencia machista es sistémica y profundamente arraigada en nuestra sociedad.

La respuesta habitual en redes, ‘Not all men’, es un intento fallido de desviar la responsabilidad.

La realidad es simple: ‘Not all men, but always a man’.

La violencia sexual no es una excepción, sino una consecuencia directa de un sistema que oprime y discrimina a las mujeres.

Es hora de romper el silencio y exigir un cambio radical. Cada mujer que sufre violencia tiene derecho a ser escuchada y creída.