Políticas
PSH y Partido Liberal sellan “alianza de hecho” con promesas grandilocuentes, pero pocas garantías

Tegucigalpa.- En un acto cargado de simbolismo político, líderes del Partido Salvador de Honduras (PSH) y del Partido Liberal firmaron hoy una alianza de hecho, anunciando la creación de una “gran coalición nacional” cuya consigna es la defensa de la democracia y la lucha contra la corrupción. Pero detrás del discurso prometedor flotan interrogantes sobre el reparto de cargos, la sinceridad del pacto y su viabilidad real en un contexto electoral polarizado.
Salvador Nasralla, candidato liberal, declaró con entusiasmo que este acuerdo es “el primer paso para la creación de una gran coalición patriótica nacional” que integrará otras fuerzas políticas. Por su parte, Fátima Mena, presidenta del PSH, calificó la unión como un acto de patriotismo indispensable para enfrentar los flagelos de la impunidad y la corrupción. Ambos subrayaron que no se trata de un reparto de cargos, sino de una visión común para transformar Honduras.
Sin embargo, las reacciones críticas no se hicieron esperar. El pacto habilita que diputados de ambas fuerzas compitan con listas liberales: Carlos Umaña por Cortés y Rolando Barahona por Comayagua, este último exdiputado del Partido Nacional que se había sumado al PSH. Aunque Nasralla aseguró que Mena no buscará cargos electivos, esa garantía difícilmente podría sostenerse cuando la dinámica de coaliciones suele incluir compensaciones políticas y arreglos de poder.
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Otro punto álgido es la situación del PSH frente al Tribunal Electoral: el Consejo Nacional Electoral decidió no inscribir al PSH para las elecciones de 2025, por no cumplir criterios legales. Esa decisión pone en jaque la relevancia del pacto: ¿cómo contribuirá un partido no inscrito a una coalición que busca gobernar? Además, el pacto rodea su legitimidad con una narrativa de defensa democrática que muchos sectores consideran vaga frente a los retos estructurales del país.
Este pacto entre PSH y Liberal evidencia una estrategia electoral agresiva frente al desgaste del oficialismo, pero su éxito dependerá de la capacidad de los aliados para concretar compromisos claros, rendir cuentas y evitar que la coalición quede reducida a un arreglo político más. En un país que ha visto muchas alianzas efímeras, la ciudadanía merecerá no solo discursos sino resultados tangibles.
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