Salud
Enfermeras en Honduras siguen exigiendo sus derechos… y reciben amenazas

Tegucigalpa.- Mientras el personal de enfermería en Honduras continúa reclamando el cumplimiento de sus derechos laborales mediante protestas pacíficas a nivel nacional, lo que reciben a cambio no son soluciones, sino amenazas. Las auxiliares de enfermería han sostenido tomas en centros hospitalarios y manifestaciones públicas durante varias semanas, exigiendo el cumplimiento de acuerdos firmados con la Secretaría de Salud (SESAL), pero el conflicto se ha agudizado por la postura de sectores afines al oficialismo.
Este lunes, un grupo identificado como Mujeres Organizadas de Partido Libertad y Refundación (Libre) lanzó advertencias directas contra las trabajadoras de la salud, acusándolas de “dañar al gobierno de la presidenta Xiomara Castro” con sus protestas. “Vamos a tomar medidas, no les vamos a permitir que sigan dañando el Gobierno… No acostumbramos a amenazar y si nos toca deshacer esa toma, la vamos a deshacer”, declaró públicamente Ángela Flores, coordinadora de ese grupo.
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Las declaraciones han generado una fuerte ola de indignación en redes sociales y entre organizaciones defensoras de los derechos humanos, que señalan que el derecho a la protesta laboral es legítimo y no puede ser respondido con intimidación política. Diversas voces han advertido que este tipo de mensajes fomentan un clima de hostigamiento y criminalización contra quienes están en primera línea de atención de la salud pública.
Mientras tanto, la Secretaría de Salud no ha ofrecido respuestas concretas a las exigencias de las enfermeras, quienes denuncian incumplimientos en pagos, falta de plazas permanentes y condiciones laborales precarias. La ausencia de diálogo efectivo y el silencio institucional frente a las amenazas han profundizado la frustración del gremio sanitario.
La crisis pone en evidencia el deterioro de las relaciones laborales en el sistema de salud hondureño. Las enfermeras, que fueron reconocidas como heroínas durante la COVID-19, hoy deben enfrentar la doble carga de pelear por sus derechos y defenderse de amenazas que buscan silenciarlas. Su mensaje sigue siendo firme: no cesarán sus protestas hasta que se respeten sus conquistas laborales.
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