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Polémica en torno a la ceremonia de los Juegos Olímpicos: ¿’La Última Cena’ o un gran festival pagano, conectado con los dioses del Olimpo?

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La inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 desata controversia global: ¿ofensa religiosa o una celebración pagana moderna?

París, Francia.- Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París 2024 se han visto envueltos en una polémica internacional tras la ceremonia de inauguración del viernes pasado.

La escena en cuestión, protagonizada por la DJ y productora Barbara Butch junto a artistas drag y bailarines, ha suscitado una ola de críticas por su aparente similitud con ‘La Última Cena’, una obra maestra de Leonardo da Vinci.

Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París se disculparon con cualquiera que se haya sentido ofendido por una escena que para muchos evocó a La Última Cena, de Leonardo da Vinci,

La ceremonia, que pretendía celebrar la diversidad y la riqueza cultural de Francia, fue diseñada por el director artístico Thomas Jolly.

Sin embargo, la escena ha sido interpretada por algunos como una burla hacia el cristianismo, lo que ha llevado a diversas reacciones adversas de líderes religiosos y gobiernos internacionales.

La Comunión Anglicana en Egipto expresó su «profundo pesar» y dijo que la ceremonia podría hacer que el Comité Olímpico Internacional (COI) «pierda su identidad deportiva distintiva y su mensaje humanitario».

Tampoco faltaron las críticas por parte de dos gobiernos que han hecho del cristianismo un elemento identitario, Hungría y Rusia.

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¿Un homenaje a la diversidad o una ofensa involuntaria?

La controversia estalló cuando observadores notaron que la representación visual durante la ceremonia se asemejaba a la famosa pintura de da Vinci que representa la última cena de Jesucristo con sus apóstoles.

En la escena, Barbara Butch se encontraba rodeada de drag queens y bailarines, en un montaje que, a juicio de algunos, evocaba la disposición de los apóstoles en la pintura renacentista.

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Sin embargo, esta interpretación fue seguida por la aparición de Philippe Katerine, un artista francés popular, casi desnudo y pintado de azul.

Este iba adornado con guirnaldas de frutas y hojas, lo que confería a la escena un tono festivo y pagano.

La escena ‘Festividad’, difundida por la cuenta de los JJOO en Twitter.

En respuesta a las críticas, la portavoz de París 2024, Anne Descamps, ofreció disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos.

«Nunca hubo la intención de mostrar falta de respeto hacia ningún grupo religioso. Nuestro objetivo era celebrar la tolerancia y la comunidad», aseguró Descamps durante una conferencia de prensa del Comité Olímpico Internacional.

Aclaró que, a pesar de las protestas, el propósito de la ceremonia era rendir homenaje a la diversidad y a la cultura francesa, no provocar ofensa.

La perspectiva del director artístico

Thomas Jolly, quien diseñó la ceremonia, también abordó la controversia en una entrevista post-evento. Jolly enfatizó que su intención no era subversiva ni ofensiva.

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«Mi deseo no es ser subversivo, ni burlarme ni escandalizar. Sobre todo, quería enviar un mensaje de amor y de inclusión», explicó.

El director artístico aclaró que la inspiración para la escena no provenía de ‘La Última Cena’, sino que su objetivo era crear un festival pagano en conexión con los dioses del Olimpo.

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Esta afirmación se alinea con un mensaje difundido por la cuenta oficial de Twitter de los Juegos Olímpicos, que destaca que la escena buscaba representar una festividad más relacionada con la mitología pagana que con el cristianismo.

«La idea era más bien hacer un gran festival pagano, conectado con los dioses del Olimpo… Olympus… Olimpismo», aseguró.

En este sentido, varias cuentas de redes sociales remitían al cuadro El festín de los dioses, del siglo XVII, firmado por Jan Harmensz van Biljert, conservado en un museo de Dijon.

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Reacciones internacionales

La representación ha sido duramente criticada por conservadores religiosos a nivel mundial.

La Conferencia de Obispos de la Iglesia Católica en Francia condenó las «escenas de burla» hacia el cristianismo, mientras que la Comunión Anglicana en Egipto expresó su «profundo pesar», sugiriendo que la ceremonia podría desviar al Comité Olímpico Internacional de su misión de promover valores humanitarios.

Además, gobiernos como el de Hungría y Rusia, que han hecho del cristianismo un elemento central de su identidad cultural, también se unieron a las críticas.

La discusión también ha abierto un debate sobre la posible influencia de otras obras de arte en la creación de la escena.

Como el tapiz del siglo XVII en la residencia oficial del embajador de Francia en Suecia, que podría haber servido de referencia.

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Sin embargo, tanto el embajador Etienne de Gonneville como otros observadores consideran que cualquier coincidencia es puramente fortuita.

La polémica en torno a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 pone de relieve los desafíos inherentes a la representación artística y cultural en eventos de magnitud global.

Mientras los organizadores se esfuerzan por mantener un equilibrio entre la celebración de la diversidad y el respeto por las sensibilidades religiosas.

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La controversia resalta la necesidad de una mayor sensibilidad cultural en la planificación de eventos internacionales de gran escala.

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