HONDURAS
Según escuchas filtradas por Ricardo Ramirez del CID, Juan Orlando Hernández recibió $6 millones de Héctor Emilio Fernández Rosa alias “Don H” y $5 millones del Cartel de los Valle Valle
Pro Honduras Network.– La transcripción corresponde a uno de los audios filtrados por Ricardo Ramírez del Cid, con fecha 6 de mayo de 2015. En la transcripción se relata una conversación entre Alexander Mendoza alias “El porky” y un individuo identificado con las iniciales FEM 4713.
Durante la conversación ambas personas hacen referencia a un allanamiento realizado contra “El Negro”, un individuo que trabajaba en Santa Bárbara y La Ceiba. En la misma conversación hablan sobre la posibilidad de que, puedan ejecutar un Golpe de Estado contra Juan Orlando Hernández, ya que para ese momento le habían interceptado unas llamadas a Juan Carlos Bonilla alias “El tigre” Bonilla y que además Héctor Emilio Fernández Rosa alias “Don H” y el cartel de los Valle Valle tenían grabaciones del momento en que le hacen entrega a Juan Orlando Hernández de 6 millones de dólares de “Don H” y 5 millones de dólares del cartel de Los Valle Valle.
En la conversación hacen referencia a una supuesta empresa propiedad de Juan Orlando Hernández que está realizando la pavimentación de la carretera que conecta a Tegucigalpa y Olancho y la carretera de peaje hasta Santa Cruz de Yojoa, afirmando que dicha compañía es utilizada para realizar lavado de dinero por medio de testaferros.
El audio también narra que en un operativo realizado en una de las propiedades de “Don H” le robaron un reloj de pared con perlas y diamante valorado en 50,000 euros, mismo que “El tigre” Bonilla extrajo del centro de evidencias para devolvérselo a “Don H”.
Esta información ha sido extraída de un documento que llegó a nuestros archivos y que fue filtrado por Ricardo Ramírez del Cid, ex director de la Policia Nacional que asegura tener documentación en su poder, sobre los autores materiales e intelectuales del asesinaron a Alfredo Landaverde.
Ricardo Ramírez del Cid y su supuesta implicación con el asesinato de Julián Arístides González y Alfredo Landaverde
En uno de los artículo del periódico estadounidense “The New York Times” con fecha 15 de abril de 2016, se señala a Ricardo Ramírez del Cid, como uno de los asesinos de Alfredo Landaverde y Julián Arístides González. A continuación agregamos un fragmento del artículo titulado “Tres generales y un cartel: violencia policial e impunidad en Honduras”
En julio de 2009, el narcotraficante hondureño Winter Blanco, un tipo gordito, rudo, de pelo rapado, prófugo de la justicia y jefe del Cartel del Atlántico, quiso tumbarle un cargamento de droga a Emilio Fernández Rosa, conocido como “Don H”, que tenía 143 kilos de cocaína en una casa de la Mosquitia, en la costa Caribe de Honduras.
Blanco llamó al General de la policía José Murillo López, orondo y con cara de bonachón, y le propuso un negocio. Si sus agentes conseguían la droga, se la compraría. Después de pedirle autorización al director general de la policía, el General Salomón Escoto Salinas, Murillo López envió a 12 de sus hombres al lugar.
Cumplieron su misión. Pero algo se torció.
La información llegó a manos del zar antidrogas, el General Julián Arístides González, y unos días después encabezó un operativo que terminó con el arresto de los policías y el decomiso de la cocaína.
Cumplir con su deber sería la sentencia de muerte para ese general retirado que Estados Unidos, en un cable enviado desde su Embajada en Tegucigalpa al Departamento de Estado, había calificado de “algo así como la última esperanza” de la lucha contra el narcotráfico en el país.
Los hechos que describe este reportaje han sido extraídos de dos informes de la Inspectoría General de la Policía de Honduras redactados en 2009 y 2011 a los que ha tenido acceso The New York Times y que incluyen testimonios de testigos, descripciones de videos y registros de llamadas telefónicas.
Al General Arístides González lo mandaron a matar dos directores generales de la policía de Honduras que dirigieron la institución entre 2010 y 2013, los generales José Luis Muñoz Licona y José Ricardo Ramírez del Cid, que según la investigación de la propia policía, trabajaban para el Cartel del Atlántico junto con más de dos docenas de oficiales de diversos rangos.
Recibieron la orden, organizaron el asesinato, lo ejecutaron y lo encubrieron. E hicieron lo mismo con el político de la Democracia Cristiana Alfredo Landaverde, que también había sido titular de la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico.
El predecesor de Muñoz Licona y Ramírez del Cid, el Director General de la Policía Salomón Escoto Salinas, supo de sus actividades al punto de prestarles su despacho para coordinar el asesinato del General Arístides González.
Declaraciones de Alfredo Landaverde días antes de su asesinato
“El General Muñoz Licona tiene a su gente adentro, oficiales que están dispuestos a jugársela con él”. Y agregó que “el General Ramírez del Cid sabe bien quiénes son los jefes del crimen organizado en Honduras, en cada departamento, en cada municipio, en cada ciudad grande. Sabe quiénes son los policías que están en bandas, operando con el crimen organizado o que tienen su propia banda.
Son crimen transnacional organizado, las pandillas y las bandas de la policía que colaboran con el narcotráfico. Reciben dinero de ellos. Todos nosotros sabemos quiénes son. El crimen organizado es un aparato con todas las de ley, incluyendo inteligencia con policías y militares reclutados. La infiltración en Honduras es terrible”.
Artículo completo de “The New York Times”