Salud
Honduras enfrenta brote creciente de gusano barrenador: más de 3,000 casos en animales y cerca de 200 en humanos

Tegucigalpa.- Honduras registra un alarmante rebrote del gusano barrenador (mosca Cochliomyia hominivorax) en animales y humanos, con cifras que superan lo reportado inicialmente por las autoridades. Según datos recientes, el país contabiliza 3,028 casos en animales y 199 en humanos, con cuatro muertes confirmadas por miasis, una enfermedad parasitaria causada por larvas que devoran tejido vivo.
El director del Servicio Nacional de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria (Senasa), Emilio Aguilar, declaró que el ganado bovino es el más afectado, aunque la reemergencia del parásito en personas encendió alarmas sanitarias. Admitió que Honduras fue declarada libre del gusano barrenador en 1996, pero que “la mosca ha regresado y está parasitando animales e incluso personas”.
Aguilar atribuye que la situación no haya escalado aún a un desastre mayor al trabajo coordinado entre técnicos del estado y productores rurales. “La mayoría de los ganaderos están capacitados, revisan sus animales con frecuencia y aplican los tratamientos adecuados”, afirmó. Las brigadas de Senasa han sido desplegadas incluso en zonas álgidas como la Mosquitia, donde entregan larvicidas y capacitan en detección oportuna.
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Parte de la estrategia incluye monitoreo constante en fincas, habilitación de corrales de inspección y ampliación de puestos zoosanitarios. Se contempla que catorce puntos de control —siete operativos y siete en construcción— vigilen el movimiento de animales cuando entren en operación en marzo de 2026.
Pese a estos esfuerzos, los expertos advierten que los datos oficiales podrían subestimar el problema. En varios departamentos, los casos humanos ya superaron las estadísticas iniciales: por ejemplo, el diario El Heraldo reportó 143 casos en humanos entre febrero y julio de 2025, con cuatro muertes, y que los hombres mayores de 50 años son los más vulnerables.
El contexto agrava la situación: heridas no atendidas, zonas rurales con poca cobertura médica, desconocimiento social sobre la enfermedad y limitaciones presupuestarias de los servicios sanitarios. Si no se amplía la vigilancia y se asegura una respuesta clínica rápida, Honduras podría enfrentar una crisis de salud pública ligada a una plaga que muchos creían extinguida.
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