HONDURAS
Honduras, vulnerable al lavado de dinero y fraude

El lavado de dinero en Honduras crece rápidamente, exponiendo la debilidad de sus controles, mientras el crimen organizado se fortalece.
Tegucigalpa, Honduras.- El lavado de dinero, una de las amenazas más insidiosas y corrosivas para la estabilidad económica y política, avanza sin control en Honduras y en toda América Latina.
Esto, pese a los esfuerzos visibles por desmantelar organizaciones narcotraficantes y realizar decomisos millonarios.
Si bien la atención se centra en los narcotraficantes y sus transacciones ilícitas, una amenaza silenciosa y mucho más compleja va ganando terreno: el lavado de dinero.
Honduras retrocede en el Índice Antilavado
Recientemente, el Instituto de Gobernanza de Basilea, con sede en Suiza, publicó el Índice Antilavado de Dinero 2024, el cual evalúa 164 jurisdicciones.
Aunque la calificación promedio mundial apenas mejoró (de 5.31 en 2023 a 5.30 en 2024).
Honduras experimentó un retroceso pasando de 5.60 a 5.66.
Este índice no mide la cantidad de dinero ilícito que se lava en el país, sino más bien la vulnerabilidad institucional para detectar y frenar estos delitos.
La evaluación muestra una triste realidad: Honduras es un eslabón débil en la cadena global de lavado de dinero, lo que coloca al país como un centro propenso para la actividad criminal.
Las redes criminales que operan en el país se extienden desde empresas fachadas, hasta el uso de menores en transacciones digitales. Lo que permite al crimen organizado financiar sus operaciones sin levantar sospechas.
Red compleja que facilita el lavado de dinero
La clave para entender cómo se facilita el lavado de dinero radica en la compleja red de vínculos entre empresas, negocios, plataformas digitales e incluso estructuras estatales.
Según un investigador especializado, estos vínculos, en algunos casos conscientes y en otros inconscientes, permiten que se blanqueen millones de dólares sin ser detectados.
La debilidad de los controles institucionales, la falta de sanciones eficaces y la cooptación de las estructuras de poder permiten que las redes criminales operen con relativa facilidad.
Fraude financiero: Motor del lavado de dinero
El fraude financiero ha demostrado ser uno de los mayores generadores de fondos ilícitos que terminan siendo lavados.
Según la Evaluación Nacional de Riesgos de Estados Unidos, este tipo de fraude sigue siendo la principal amenaza a nivel global.
Interpol ha catalogado este fenómeno como una “epidemia” que afecta a numerosas naciones.
En este contexto, el crimen organizado no solo se limita al tráfico de drogas; también ha sofisticado sus métodos utilizando empresas ficticias.
Corrompiendo estructuras legales y abriendo cuentas bancarias a nombre de terceros, incluyendo menores de edad, para realizar transacciones y dificultar el rastreo.

El Instituto de Gobernanza de Basilea, pone en evidencia como fue el Índice de Lavado en 2024.
Cuentas Mulas: Herramienta crucial del crimen
Un fenómeno cada vez más alarmante en América Latina es el uso de cuentas mulas, identificadas como un vehículo clave para el movimiento de dinero ilícito.
Según la empresa de detección de fraude digital BioCatch, el número de cuentas mulas en la región se duplicó en 2024.
Más de dos millones de cuentas mulas fueron detectadas en 257 instituciones financieras de 21 países, con el 90% de las transacciones vinculadas a la ciberdelincuencia.
Un dato más alarmante es que el 78% de estas cuentas están relacionadas con jóvenes menores de 21 años, muchos de ellos utilizados como señuelos en complejos esquemas delictivos.
América Latina: Tierra fértil para el crimen organizado
La región latinoamericana ha llegado a convertirse en un terreno fértil para el crimen organizado, no solo por la violencia y la corrupción.
También debido a la falta de fiscalización efectiva y la rápida adopción de tecnologías financieras sin un marco regulatorio adecuado.
En países como México, Argentina, Panamá, Colombia y Perú, las billeteras digitales y aplicaciones móviles están facilitando el acceso a servicios financieros.
Pero también están abriendo nuevas vías para el lavado de dinero.
Honduras, en particular, no es ajeno a este fenómeno.
La expansión de aplicaciones móviles y servicios financieros digitales ha mejorado la inclusión financiera en zonas rurales, pero también ha incrementado los riesgos de lavado de dinero.
Sin un control efectivo de estas plataformas, las redes criminales tienen una mayor oportunidad para operar sin ser detectadas.
Una amenaza para la democracia, la seguridad y el desarrollo
El lavado de dinero no solo es un problema económico; constituye una grave amenaza para la democracia, la seguridad y el desarrollo de Honduras.
Detrás de cada cuenta mula, cada fraude financiero, se encuentra una red delictiva que fortalece su capacidad de operación.
La falta de voluntad política para combatir este fenómeno perpetúa la impunidad y coloca al país en una posición vulnerable frente a las finanzas del crimen organizado.
“La batalla no solo es contra los narcotraficantes. Es contra el sistema que les permite blanquear su poder”, sostiene un investigador.
Mientras no se tomen medidas decisivas para examinar y frenar las conexiones entre el crimen y la economía formal, Honduras seguirá siendo una pieza clave en la cadena de financiamiento del crimen organizado.
El lavado de dinero en Honduras, como en muchos países de América Latina, representa una amenaza silenciosa, pero igualmente peligrosa, para la estabilidad económica y social.
Las redes criminales se alimentan de la debilidad de los controles, la falta de regulación y la creciente digitalización sin supervisión adecuada.
En este contexto, la lucha contra el lavado de dinero se vuelve imprescindible no solo para frenar el crimen, sino para preservar la integridad del sistema democrático y económico del país.