Economía
Reducción de aranceles de Trump abre una oportunidad económica para Honduras
Tegucigalpa.- La decisión del presidente estadounidense Donald Trump de la reducción de los aranceles a productos agrícolas clave —como café, banano, carne de res, aguacate, y varias frutas tropicales— representa un inusual pero valioso respiro para economías exportadoras como la hondureña. Aunque la medida responde principalmente a presiones internas en Estados Unidos por el alza de precios de alimentos y recientes derrotas electorales, sus efectos positivos podrían sentirse de inmediato en la región.
Para Honduras, uno de los mayores exportadores de café en el continente, la reducción arancelaria llega en un momento oportuno. El sector agrícola, afectado por costos de producción elevados, pérdida de competitividad regional y un entorno internacional volátil, podría encontrar en esta flexibilización una ventana para mejorar ingresos y recuperar terreno en el mercado estadounidense, que sigue siendo el principal destino de nuestras exportaciones.
La orden ejecutiva instruye al Departamento del Tesoro y a la Oficina del Representante Comercial (USTR) a suspender temporalmente las tarifas más altas impuestas este año y a evaluar su impacto económico. Esto significa que productos hondureños castigados recientemente por esas medidas, como el café y algunas frutas tropicales, tendrían una entrada más accesible a un mercado enorme y con alta demanda.
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El anuncio también incluye una exención para té, especias como canela y nuez moscada, y una larga lista de alimentos esenciales. Aunque Honduras no es productor principal de todas estas categorías, la rebaja generalizada amplía la competitividad de la región y empuja a los exportadores hondureños a posicionarse mejor frente a países que ya han logrado ventajas diplomáticas.
La reducción llega justo después de acuerdos comerciales entre EE.UU. y países como Argentina, El Salvador, Ecuador y Guatemala, que obtuvieron rebajas recíprocas del 10 % o 15 %. Aunque Honduras no aparece entre esos países beneficiados por acuerdos bilaterales, esta flexibilización general del arancel agrícola abre espacio para que el sector privado y el gobierno hondureño aprovechen el momento, presionen por nuevas negociaciones y busquen reducir su propia desventaja frente a los vecinos.
Si bien la medida tiene un trasfondo político estadounidense —la necesidad de contener la inflación y corregir el costo político de los aranceles—, para Honduras se convierte en una oportunidad concreta: aumentar competitividad, abaratar exportaciones y mejorar las condiciones de ingreso de productos que ya sostienen miles de empleos. Dependerá ahora de la capacidad del país para reaccionar, coordinar sectores y aprovechar un cambio que, aunque temporal, podría marcar una diferencia importante para la economía agrícola nacional.
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