HONDURAS
El final del primer capo de Honduras: Matta Ballesteros, libre tras décadas de encierro

Tras 37 años preso en Estados Unidos, el hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros recupera libertad cerrando la historia del primer capo de Honduras.
Tegucigalpa, Honduras.- Con una resolución judicial que parece cerrar uno de los capítulos más oscuros y complejos del narcotráfico en Latinoamérica, Juan Ramón Matta Ballesteros, el primer capo hondureño en enfrentar a la justicia estadounidense, ha quedado en libertad.
Un nombre que durante décadas fue sinónimo de poder, controversia y secretos de Estado, vuelve a la vida pública luego de 37 años entre barrotes.
Matta Ballesteros fue capturado el 5 de abril de 1988 en Tegucigalpa, en un operativo encabezado por la unidad especial “Cobras”, y entregado ese mismo día a autoridades estadounidenses en una acción que aún divide opiniones.
Para unos, una extradición encubierta; para otros, un secuestro con aval político.
Así comenzó la caída del hombre al que Washington acusaba de ser uno de los arquitectos del narcotráfico moderno.
El expediente Matta: fuga, presión internacional y una captura sin retorno
La historia de Matta no es una crónica cualquiera. Huyó de la cárcel Modelo de Bogotá, Colombia, el 19 de marzo de 1986 con la complicidad de doce guardias.
Aterrizó en Honduras, donde intentó escudarse tras el caso de los esposos Ferrari —crimen por el que fue acusado en 1978—, pero su verdadero prontuario tenía dimensiones transnacionales.
La DEA lo vinculó directamente con el secuestro y asesinato del agente Enrique Camarena Salazar en 1985. Un hecho que conmocionó a Estados Unidos y catalizó la persecución contra los carteles latinoamericanos. Washington incrementó la presión diplomática sobre Tegucigalpa.
El embajador Everret Briggs, el Departamento de Estado y hasta el subsecretario Elliot Abrahams, lo consideraban un peligro nacional.
El Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (Cosuffaa) negó vínculos con el narcotráfico, mientras el coronel Leonel Riera Lunatti, entonces jefe de la FUSEP, confirmaba que Matta acumulaba una fortuna de más de 2 mil millones de dólares. El cerco se cerraba.
En manos de la DEA: juicio, condena y cadena perpetua
Matta fue trasladado vía República Dominicana a Puerto Rico, donde fue formalmente arrestado por los alguaciles federales.
En 1989 enfrentó un juicio histórico. Fue acusado de liderar una organización que operó entre Sudamérica, México y Estados Unidos. Transportando toneladas de cocaína a través de rutas aéreas y terrestres.
El caso se sustentó en escuchas telefónicas de la policía española, testimonios de testigos protegidos y una maraña de códigos como “vacas” y “camiones”, que hacían referencia a drogas y logística.
Su defensa cuestionó la legalidad de su captura, denunció torturas, y objetó el uso de pruebas manipuladas o incompletas.
Aun así, el veredicto fue implacable: culpable de once de doce cargos. Recibió cadena perpetua por operar una empresa criminal continua y condenas adicionales por tráfico y conspiración.
El juicio que incomodó al sistema
Aunque el caso Matta fue presentado como una victoria del sistema judicial, también expuso prácticas cuestionables:
desaparición de grabaciones clave, manipulación de evidencia y un uso político de la justicia.
Fue el único de su red capturado, juzgado y condenado. Los otros coacusados jamás enfrentaron cargos.
En diciembre de 2018, el gobierno estadounidense retiró los cargos que lo vinculaban con el asesinato del agente Camarena.
Su defensa siempre sostuvo que fue un chivo expiatorio en una causa con intereses geopolíticos. La exoneración parcial le abrió las puertas para solicitar beneficios por tiempo cumplido.
Cierre simbólico y retorno a la vida
Hoy, con un juez federal confirmando que el tiempo de condena ha sido saldado, Matta Ballesteros deja atrás la prisión donde pasó la mayor parte de su existencia.
Tiene más de 70 años. Sale de la cárcel, pero no del juicio de la historia.
Su caso se estudia en facultades de derecho y relaciones internacionales. Fue, a su manera, la primera gran operación antinarcóticos que evidenció los alcances y límites del brazo judicial de Estados Unidos. Así como el papel de gobiernos latinoamericanos que, entre amenazas y presiones, eligieron entregar a uno de los suyos.
¿Qué deja el caso Matta?
El expediente Matta Ballesteros fue más que un juicio: fue un test de soberanía, un espejo del poder del narcotráfico y una advertencia sobre cómo la justicia puede volverse instrumento geopolítico.
Su libertad no implica absolución moral ni jurídica, pero sí marca el final de una era en la que Honduras y el continente entero vieron cómo el crimen organizado escalaba a niveles nunca antes imaginados.
Con su salida, queda una lección que aún retumba en las instituciones: en la lucha contra el crimen, no todo es blanco y negro. Y a veces, la justicia también se juzga.
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