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Fallece el Papa Francisco a los 88 años: El líder que transformó el rostro de la Iglesia

El Papa Francisco, que con su liderazgo marcó un antes y un después en la historia de la Iglesia y del mundo, falleció en Roma tras una prolongada convalecencia.
Vaticano.- A las 7:35 de la mañana, hora de Roma, el Vaticano confirmó oficialmente el fallecimiento de Su Santidad el papa Francisco.
El cardenal Kevin Joseph Farrell, Camarlengo de la Santa Romana Iglesia, anunció la noticia con palabras de profundo dolor: “El Obispo de Roma regresó a la casa del Padre”.
Así se cierra una etapa trascendental en la historia de la Iglesia Católica y en la geopolítica mundial.
La muerte del Sumo Pontífice ocurre apenas un día después de haber impartido la tradicional bendición pascual Urbi et Orbi desde el balcón de la basílica de San Pedro.
A pesar de su frágil estado de salud, el Papa había conmovido al mundo por su firme determinación de presentarse ante miles de fieles, transmitiendo un mensaje de esperanza, inclusión y compromiso con los más vulnerables.
Francisco, primer pontífice latinoamericano y primer jesuita en ocupar el trono de Pedro, padeció una grave neumonía que lo mantuvo 38 días hospitalizado hasta el 23 de marzo.
Dos crisis respiratorias durante el último año acentuaron su deterioro físico. Sin embargo, su lucidez y su voluntad pastoral se mantuvieron firmes hasta el final.
Un liderazgo inesperado, desde “el fin del mundo”
Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, Jorge Mario Bergoglio creció en una familia de inmigrantes italianos.
Fue ordenado sacerdote jesuita en 1969 y desarrolló una carrera eclesiástica marcada por la austeridad, la firmeza doctrinal y una profunda cercanía con los sectores marginados.
Su paso por la provincia jesuítica argentina, el Colegio Máximo de San Miguel y, posteriormente, como arzobispo de Buenos Aires, revelaron su carácter pastoral, su pensamiento teológico agudo y su estilo sobrio.
Su designación como cardenal en 2001 por Juan Pablo II lo colocó en el radar del Vaticano.
Pero sería en 2013, tras la histórica renuncia de Benedicto XVI, que su nombre emergió como una figura de consenso para renovar la Iglesia.
El 13 de marzo de ese año, el mundo escuchó estupefacto la proclamación del primer Papa de América Latina.
Eligió el nombre Francisco, inspirado en San Francisco de Asís, como un símbolo de humildad, amor a los pobres y reforma eclesial.
Desde su primera aparición, al pedir que rezaran por él antes de bendecir al mundo, rompió los moldes tradicionales del pontificado.
El papa de las periferias
Francisco no solo fue un líder espiritual. Se convirtió en una voz global, moral y política.
Visitó lugares ignorados por la diplomacia internacional, como Sudán del Sur, Myanmar, República Centroafricana o la frontera greco-turca.
Denunció sin ambigüedades la “globalización de la indiferencia”, la “economía del descarte” y los estragos del cambio climático.
Sus encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti marcaron hitos doctrinales, fusionando ecología, justicia social y fraternidad como ejes de la acción cristiana contemporánea.
Su apuesta por una “Iglesia en salida”, cercana a los más vulnerables, revitalizó sectores eclesiásticos dormidos, aunque también enfrentó resistencias internas, especialmente entre sectores conservadores.
Francisco impulsó reformas profundas en la Curia romana, modernizó la gestión económica del Vaticano y abordó con decisión la crisis de abusos sexuales, aunque con altibajos en la implementación de justicia interna.
Su relación con los movimientos populares y sus llamados a una economía ética incomodaron a poderes establecidos.
Un mensaje que incomoda
Sus críticas a los populismos y al neoliberalismo fueron claras y constantes.
Advirtió contra la instrumentalización política de los pobres y defendió la dignidad del trabajo como vía para superar la exclusión.
Rechazó la “colonización ideológica” y alertó sobre los efectos de la “cultura de la cancelación”, el relativismo moral y la disolución de la identidad cultural de los pueblos.
En Argentina, su figura dividió aguas. Si bien en su país natal su legado fue reconocido internacionalmente, recibió también fuertes críticas, especialmente durante los gobiernos kirchneristas.
Sin embargo, su testimonio fue coherente con su mensaje: nunca respondió con revancha, sino con apertura y reconciliación.
Un pontificado que marcó época
Francisco nombró al 80% del actual colegio cardenalicio, ampliando la representación de países del Sur Global.
Su visión descentralizadora y su énfasis en las iglesias locales transformaron la dinámica del poder eclesial.
Apostó por la sinodalidad, promoviendo una Iglesia más participativa, escuchando a la base, a las mujeres y a los jóvenes.
Publicó tres encíclicas y cinco exhortaciones apostólicas, entre ellas Evangelii Gaudium, considerada su hoja de ruta pastoral.
En enero de este año, lanzó su último libro Esperanza, una síntesis de su pensamiento, escrito junto al periodista Carlo Musso, donde dejó plasmada su visión humanista, teológica y política.
La dimensión global de su legado
Francisco ofició misas multitudinarias, intervino en conflictos diplomáticos, dialogó con líderes de todas las religiones y fue ovacionado en foros como el Parlamento Europeo, la ONU y el G20.
Su autoridad trascendió las fronteras confesionales. A su paso por Marsella, Mongolia o Hungría, dejó mensajes de integración, diálogo inter religioso y respeto a la diversidad.
Su fallecimiento deja un vacío enorme en la Iglesia y en el mundo.
Su pontificado fue una amalgama de gestos simbólicos, reformas institucionales y una narrativa profundamente humana.
Logró hacer del Vaticano un lugar más cercano, menos jerárquico, más accesible.
La mirada hacia el futuro
El Colegio de Cardenales, renovado por él mismo, se prepara ahora para un nuevo cónclave.
La figura de Francisco, sin duda, influirá en la elección de su sucesor.
Su legado exige continuidad: una Iglesia en salida, con voz profética ante las injusticias del mundo, que ponga a las personas —y no a los sistemas— en el centro.
A los 88 años, Francisco no solo muere como jefe del Estado Vaticano.
Muere un líder moral, una voz incómoda pero necesaria, un pastor que se atrevió a desafiar los poderes establecidos con el Evangelio como única bandera.
Su muerte enluta a millones, pero su palabra queda. Sus gestos, sus decisiones, su ejemplo pastoral seguirán inspirando a generaciones que buscan fe con compromiso, y justicia con misericordia.
El Papa de los pobres, de la periferia, del diálogo, será recordado como uno de los grandes reformadores de la Iglesia y como una de las figuras espirituales y políticas más influyentes del siglo XXI.
#papafrancisco ||📌🕯 A las 7:35 de la mañana (hora local de Roma), el Vaticano confirmó el fallecimiento del Papa Francisco, a los 88 años de edad.
“El Obispo de Roma, Francisco, ha regresado a la Casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia”,… pic.twitter.com/abAjhe6p54— HONDUSA TV (@HondusaTV) April 21, 2025