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León XIV: primer pontífice estadounidense y agustino de alma latinoamericana

El cardenal norteamericano Robert Francis Prevost fue elegido como el nuevo pontífice de la Iglesia católica bajo el nombre de León XIV.
Ciudad Vaticano.- Robert Francis Prevost fue elegido como el nuevo pontífice de la Iglesia católica bajo el nombre de León XIV.
Su elección marca un hito histórico, al convertirse en el primer papa nacido en Estados Unidos y el segundo del continente americano, tras Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco.
Su perfil pastoral, su experiencia en América Latina y su cercanía con las reformas impulsadas por su predecesor definen una etapa de continuidad, aunque con nuevos desafíos globales.
Prevost posee una formación en matemáticas, teología y derecho canónico, con estudios en Villanova, Chicago y Roma.
Desde su ordenación en 1982, su trayectoria estuvo marcada por una intensa labor pastoral en Perú, especialmente en Trujillo y Chiclayo, donde fue obispo desde 2014 hasta su traslado definitivo a Roma.
Un pontificado inédito con rostro americano
La elección de Prevost como el papa número 267 rompe con un tabú no escrito dentro del Colegio Cardenalicio: nunca antes un estadounidense había sido considerado idóneo para ocupar el trono de San Pedro, debido a la influencia geopolítica de su país de origen.
No obstante, su formación religiosa, marcada por décadas de servicio en Perú y su pertenencia a la Orden de San Agustín, le han conferido un carácter pastoral que trasciende cualquier nacionalismo eclesial.
Nacido en Chicago en 1955, de madre de ascendencia española y padre franco-italiano, Prevost posee una doble ciudadanía: estadounidense y peruana.

Su elección refleja un equilibrio entre la fuerza institucional del norte global y la sensibilidad evangelizadora del sur, un puente cultural y teológico entre dos mundos.
Trayectoria pastoral y académica con sello latinoamericano
Prevost ingresó a la Orden de San Agustín en 1977, se ordenó sacerdote en 1982 y obtuvo un doctorado en Derecho Canónico en Roma.
Hablante fluido de inglés, español, francés, italiano y portugués, además de leer latín y alemán, ha sido un actor clave en la internacionalización de la Iglesia católica.
Durante más de dos décadas, trabajó en Perú como misionero, formador de religiosos, docente y obispo.
Su labor en la diócesis de Chiclayo y en la Conferencia Episcopal Peruana lo consolidó como una figura cercana al pueblo y conocedora de la realidad latinoamericana.
En especial de las periferias sociales y espirituales, donde priorizó el acompañamiento a los pobres, los migrantes y las comunidades más vulnerables.
De la curia romana al papado
Su carrera eclesial dio un giro decisivo en 2023 cuando el papa Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos, cargo estratégico para el nombramiento de obispos en todo el mundo.
También fue presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, lo que reforzó su contacto con las iglesias locales del continente.
Como líder de uno de los dicasterios más influyentes del Vaticano, Prevost tuvo la misión de identificar pastores afines a la visión reformadora de Francisco.
Su perfil, caracterizado por la moderación, el diálogo y la firmeza doctrinal, convenció a los cardenales electores de que representaba una opción capaz de equilibrar las tensiones entre las corrientes conservadoras y progresistas.
Continuador del legado de Francisco
Prevost asume el pontificado en un contexto de fuertes divisiones internas dentro de la Iglesia.
Presiones geopolíticas externas y desafíos pastorales globales, como los abusos sexuales del clero, la migración, la pobreza, el secularismo en Occidente y la necesidad de una ecología integral.
En sus intervenciones públicas, ha defendido la transparencia ante los casos de abusos, el acompañamiento a las víctimas, y ha sido crítico de quienes instrumentalizan ideologías para dividir a la Iglesia.
También se ha pronunciado contra la imposición de la ideología de género en las escuelas y ha abogado por una Iglesia cercana, humilde y sin privilegios.
Su elección se interpreta como una continuidad del proceso sinodal impulsado por Francisco, con apertura a la participación de los laicos y con un fuerte énfasis en la misión evangelizadora.
Voces cercanas al nuevo papa sostienen que mantendrá el rumbo trazado por su antecesor, pero con su propio estilo, marcado por la escucha, la mesura y la prudencia teológica.
Una figura moderada frente al ala ultraconservadora
La designación de Prevost también tiene implicaciones políticas.
Su elección ha sido vista como una respuesta a los sectores ultraconservadores de la Iglesia estadounidense.
Estos habían apostado por figuras como el cardenal Timothy Dolan, alineado con posturas cercanas al expresidente Donald Trump.
En contraste, León XIV representa una voz moderada, con sensibilidad social y visión global.
El diario italiano La Repubblica lo describió como “el menos estadounidense de los estadounidenses”, subrayando su carácter reservado y su rechazo al clericalismo.

En opinión de analistas religiosos, su pontificado podría redefinir la relación entre el Vaticano y Estados Unidos, potenciando un liderazgo moral frente a las tensiones culturales y políticas.
Un líder con vocación, convicción y raíces profundas
Robert Francis Prevost es un hombre de Iglesia con vocación temprana, inteligencia destacada y convicciones firmes.
Sus compañeros de infancia lo recuerdan como aplicado, disciplinado y profundamente bondadoso.
Ya desde joven, mostraba un compromiso que muchos identificaron como una verdadera vocación.
“Tiene una agenda de bondad y compasión”, dijo uno de ellos al enterarse de su elección.
A sus 69 años, y con una trayectoria que lo vincula tanto al norte como al sur del continente, el papa León XIV inicia un pontificado con múltiples desafíos, pero también con la esperanza de renovar el rostro universal de la Iglesia.
Su mensaje, en sintonía con el Concilio Vaticano II y con las reformas de Francisco, apunta a una Iglesia en salida, sin miedo a escuchar, dialogar y acompañar.